Manuel Francisco Jiménez-Navarrete1, Laura Ulate-Oviedo2, María Aguilar-Aráuz3, Gerardo Sáenz-Batalla4
La glándula tiroides se desarrolla hacia el final de la tercera semana de vida intrauterina, como una proliferación de células endodérmicas en el piso faríngeo (foramen caecum), y dicho
Trabajo realizado en el Hospital San Vicente de Paúl, CCSS Afiliación de los autores: Servicio de Endocrinología,1-2 Servicio de Patología,3 Servicio de Cirugía,4-6 Clínica de Tiroides, Hospital San Vicente de Paúl, Heredia.
esbozo (tubérculo impar) desciende medialmente como primordio bilobulado hasta la altura del segundo al tercer anillo traqueal, lo que origina células foliculares que formarán parte de la tiroides.1
El conducto tirogloso (CQT) desaparece entre la 8ª a 10ª semana de vida embrionaria, pero en series de autopsias se ha demostrado que puede persistir hasta en el 7% de la población normal. La ausencia de su obliteración después del nacimiento puede provocar quistes ubicados a lo largo de su trayecto, entre el vértice de la V lingual y la ubicación definitiva de la glándula tiroides en el cuello, y se localizan usualmente en la línea media del cuello, siendo los quistes más comunes los no odontogénicos.2
El carcinoma del quiste tirogloso difícilmente se diferenciará de una forma benigna en el preoperatorio; sin embargo, debe sospecharse malignidad si el quiste se palpa duro, irregular y de rápido crecimiento junto a nódulos linfáticos palpables, y muchas veces se encuentra en ausencia de lesiones malignas en la glándula tiroides.3 Para 2006, se habían reportado 260 casos de cáncer de quiste en conducto tirogloso.4
Este es el primer caso reportado en el país; la paciente está asintomática, pero sigue en control en el servicio de Endocrinología del Hospital.
Femenina de 23 años de edad, trabajadora en un servicio de Rayos X de una clínica odontológica privada, con antecedente personal patológico de infecciones frecuentes en vías respiratorias superiores y rinosinusitis alérgica. Referida a principios de 2011 al Servicio de Cirugía por masa en región supraglótica. El ultrasonido reportó como “nodulación en línea media, sólida, redondeada, circunscrita, heterogénea, hipoecoica, de 8.5 por
8.3 mm, inmediatamente contigua al contorno superior del cartílago tiroides”. La biopsia de aspiración por aguja fina se reporta como neoplasia folicular vs. cáncer papilar de tiroides. Las pruebas funcionales tiroideas estaban entre los rangos de referencia. La gammagrafía de tiroides se describió sin datos de tejido ectópico tiroideo o quiste tirogloso. Se le practicó ablación de la lesión y la biopsia se reportó compatible con carcinoma papilar de tiroides (figuras 1 y 2). Se le practicó tiroidectomía total bilateral y la biopsia formal reportó únicamente “cambios compatibles con tiroiditis de Hashimoto”. No se encontró ganglios comprometidos con metástasis. Posteriormente se sometió a la paciente a una dosis de radioyodo131.
ISSN 0001-6012/2013/55/4/196-198 Acta Médica Costarricense, © 2013 Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica
Acta méd costarric Vol 55 (4), octubre-diciembre 2013
Cáncer de quiste en conducto tirogloso / Jimenez-Navarrete et al
La paciente se encuentra asintomática a los dos años de la intervención quirúrgica y sigue control en el Servicio de Endocrinología del Hospital.
Los quistes en el conducto tirogloso son infrecuentes y el carcinoma en este ocurre apenas entre el 1% y el 2% de los casos. La presentación de estos carcinomas es variable, siendo el más frecuente el papilar (±94% de los casos), y presentándose en menor cuantía el escamoso, o su combinación. El diagnóstico prequirúrgico es difícil y no hay consenso sobre el manejo óptimo. Los síntomas son inespecíficos y fácilmente pueden confundir y orientar, en primera instancia, a un problema laríngeo inflamatorio. La ultrasonografía, la gammagrafía y la tomografía son poco sensibles en el diagnóstico de esta patología. El procedimiento operatorio se realiza mediante el método Sistrunk, y la mayoría de los reportes en la bibliografía coinciden en someter a los portadores de esta patología, a tiroidectomía total con posterior terapia ablativa de radioyodo.5-9
Un estudio australiano reportó cáncer de conducto tirogloso en 9 de 139 pacientes portadores de quistes tiroglosos, siendo todos neoplasias papilares y en mujeres su mayoría, con una edad promedio de 44 años. El diámetro promedio de estos fue de 10 mm. A ocho de los pacientes se les sometió a tiroidectomía más resección de ganglios.10
Se reporta en la bibliografía la coexistencia de cáncer concomitante en residuo de conducto tirogloso y en glándula tiroides, del 11% al 31% de los casos, siendo por ello recomendable la tiroidectomía, en todos los casos de hallazgo de carcinoma en conducto tirogloso.11-13
Este es el primer caso reportado en Costa Rica de cáncer en CQT del que se tiene conocimiento.
Conflicto de interés: los autores declaran que no existe ningún conflicto de interés.
Acta méd costarric Vol 55 (4), octubre-diciembre 2013